Román observa la ciudad
desde los detalles:
La Ciudad de México de Román de Castro es roja. Roja como el amor, la furia, la pasión o el peligro. La CDMX es un territorio lleno de matices que el artista y escritor mexicano recorre con una mirada que combina pertenencia y distancia. Creció en Ciudad Satélite, un suburbio al norte, y hoy pasa sus días en su estudio en Caleta, centro cultural que se ubica en Colonia de Santa María la Ribera, donde reina la tranquilidad y la creación artística.
Una silla vacía, un jardín escondido, un color en sus distintos tonos. Nacido en 1998, Román es un artista multidisciplinario cuya obra cruza pintura, instalación y arte objeto, siempre atravesada por las letras. Fascinado por el arte, la arquitectura, la gastronomía, el cine y la música, encuentra en la CDMX no solo el escenario de su vida, sino una fuente inagotable de estímulo y admiración.

De adentro y de afuera
Román de Castro habla, y escribe, sobre su vida en los suburbios con una mezcla de cariño y reflexión. Creció entre un suburbio en ACiudad Satélite, al norte de la CDMX, donde aún vive, y otro en Río de Janeiro, por su madre brasileña. Aunque parece tener sentimientos encontrados hacia esos espacios, les agradece haber despertado en él una profunda capacidad de imaginación y creación. “Me marcó mucho haber crecido en un lugar donde predomina el ocio. Esa noción de tener que encontrar algo que hacer, inventar un juego, descubrir un pasatiempo, porque no hay nada para hacer. Los suburbios están como detenidos en el tiempo”, dice.
Esa necesidad de inventar maneras de ocupar sus días se convirtió, años más tarde, en la chispa que lo llevó a seguir un camino artístico. Fue durante la pandemia, desde el aburrimiento, como él mismo lo describe, que nació el impulso de escribir y crear lo que hoy conforma su práctica artística. A partir de ese momento, dejó su trabajo como periodista para dedicarse de lleno al arte.


Hoy en día, Román reparte su tiempo entre ACiudad Satélite y ASanta María la Ribera, una de las colonias más antiguas de la Ciudad de México y donde se encuentra su estudio.
Fundada alrededor de 1859, Santa María es conocida por su rica arquitectura, y el espacio del artista no es la excepción: su estudio se ubica en una casa de los años 30 que, durante un tiempo, fue sede de la Fundación A Casa Wabi – Sabino, un referente del arte contemporáneo. Actualmente, la fundación está instalada en A Atlampa, una colonia vecina, en un edificio construido por su fundador, el artista Bosco Sodi, junto al arquitecto mexicano Alberto Kalach.
Sin embargo, el espíritu artístico permanece en esa antigua casona donde Román crea.
De paredes perfectamente despintadas y suelos de baldosas antiguas, la casa que hoy es estudio de Román, y de varios artistas más, lleva el nombre de ACaleta. Además de ser espacio de creación, Caleta funciona como centro cultural: en él se celebran talleres, open studios y exhibiciones.
Otro ícono arquitectónico de ASanta María la Ribera es el AKiosco Morisco, ubicado en el centro del barrio. Diseñado originalmente para representar a México en la Exposición Universal de Nueva Orleans en 1884-1885, fue posteriormente trasladado a su ubicación actual en 1910 y se convirtió en un símbolo del barrio.
Colores, sillas y arte
A Román le gustan las sillas. Su práctica artística está repleta de ellas, en distintos colores, tamaños y estilos. Algunas las dibuja y otras son sillas reales, que toma e interviene con pintura y palabras. Sin ser su estudio en Caleta, su lugar predilecto para pasar el tiempo, sentarse a crear y reflexionar a solas, otro lugar que solía visitar — hasta hace poco, porque comenzó a restringir el ingreso de visitantes — es el AHospital de Jesús, en pleno ACentro Histórico de la CDMX y cerca del APalacio de Bellas Artes.


“El hospital me lo mostró un amigo arquitecto. Me gustaba ir a sentarme, disfrutar del silencio y la tranquilidad. Es un lugar increíble porque, a pesar de estar en medio del caos de la ciudad, es lo más tranquilo que te puedas imaginar. Se me hace muy mágico. Además, tiene varios murales de grandes maestros mexicanos”, cuenta Román.
Con más de 500 años de historia, el hospital es uno de los edificios arquitectónicos más antiguos de la Ciudad de México y uno de los primeros que mandó construir Hernán Cortés. Diseñado con el sol y el aire como elementos protagonistas, sus pasillos abiertos y galerías invitan a sentarse y dejarse envolver por la calma. En el corazón del edificio y rodeado de galerías en donde uno se puede sentar, hay un jardín lleno de árboles, plantas y una fuente central.
Además de sillas, otro elemento característico de las obras del artista es el uso del color. Se ve algún rosado, un amarillo, mucho negro en los textos y distintos tonos del rojo — su color favorito y el que usaría para describir a la ciudad. “Yo creo que la CDMX es una ciudad roja, en todos sus tonos posibles, porque es un color que relacionamos con cosas positivas pero también negativas.
El rojo es pasión, pero también es violencia, el rojo es precaución, pero también es amor. Entonces, yo creo que la Ciudad de México es una de esas ciudades en donde uno, como mexicano, siente amor y rechazo al mismo tiempo. Es mi ciudad favorita, pero hay días que no me gusta por su posible violencia o inseguridad”, explica Román.

Tras haber viajado por varias ciudades alrededor del mundo, Román cuenta que no podría vivir en otra que no fuera la Ciudad de México. “Es, para mí, la ciudad más icónica del mundo”, dice. Y explica que una de las razones por las que siente eso es por la propuesta cultural infinita y riquísima que habita y caracteriza la ciudad mexicana.
Apasionado por el cine, una de las disciplinas en las que se formó, Román frecuenta la ACineteca Nacional, tanto por su programación como por su arquitectura. Además del centro cultural Caleta, le interesan espacios como AGalería Mascota, el bar-galería ALugaroso, y para escuchar música — especialmente jazz — prefiere ACasa Franca, en la Colonia Roma Norte, o AParker & Lenox, en la Juárez..
Sabores de aquí, de allá, propios y de otros
Es imposible hablar de Ciudad de México sin poner algún platillo sobre la mesa. ALas fonditas — espacios de comida casera llevados adelante por familias, en sus propias casas — son tan características de la CDMX como lo son las cantinas. Muchas de ellas no llevan nombre, pero la favorita de Román se ubica en la calle ADr. Atl, justo frente a ACaleta.
Mientras la menciona, también describe con precisión los elementos que definen a estos lugares: los manteles de plástico que imitan tela, los vasos opacos, las bebidas y menú del día y los precios accesibles. “Yo creo que la fondita es parte de una revolución en contra de la gentrificación de la ciudad, es algo completamente alejado de cualquier pretensión y sirve comida mexicana por excelencia”, explica.


También es muy difícil hablar de una ciudad tan enorme y cosmopolita sin mezclar influencias que viajan desde distintas partes del mundo. Uno de los restaurantes favoritos de Román es ACantón Mexicali, un lugar que ofrece comida china al estilo del norte mexicano, una fusión que surgió en ciudades como Mexicali, donde la migración china marca una presencia tan profunda que su cocina se volvió parte del repertorio tradicional local.
“Es la comida china más rica que he comido en mi vida”, dice Román, encantado no solo por el sabor, sino por la historia de mestizaje cultural que simboliza. También le fascinaAUltramarinos de Mar, en la Colonia Roma Norte, especializado en mariscos. Y para un encuentro con la cara más clásica y señorial de la ciudad, elige el restaurante del ASan Ángel Inn, una antigua hacienda transformada en hotel y restaurante al sur de la ciudad.
¨Roja como el amor, la pasion, la furia o el peligro¨
Román sigue explorando la ciudad que lo formó, una silla, un color y una historia a la vez.
Su obra es una conversación íntima con la Ciudad de México: llena de tensión, ternura e imaginación profunda. Puedes conocer más sobre su trabajo y sus reflexiones en medium.com/@romandecastro o en su cuenta de Instagram @rom.mo.


Quickfire favorites
bar favorito para tomar Condesa Gin:
ANIV Un bar de vinos que ofrece vinos de pequeños productores y un menú gastronómico con inspiración internacional.
restaurantes favoritos:
AUltramarinos del Mar Un lugar clásico que combina un oyster bar y una cocina abierta que sirve frescos pescados y mariscos y selección de vinos. .
ATacos Cocuyos Taquería del Centro desde 1980. Lleno de cortes, un cocinero que maneja el cuchillo con la velocidad del rayo.
ASanto Handroll A cargo del Chef Hiroshi Kawahito, donde los Hand Rolls son los protagonistas. Con una variedad de sake japonés, whisky, ginebra y cervezas internacionales.
el mejor spot para chillear en la noche:
ACovadonga Es un clásico de la Roma, con espíritu asturiano y ambiente sobrio, ideal para charlar y jugar dominó. Desde los años 40 ha sido refugio de intelectuales, artistas y amantes de la buena cocina española.
el mejor spot para bailar:
ABarba Azul Ha sido un punto de referencia en la escena nocturna de la ciudad desde hace décadas.
comida callejera favorita:
ALa Sociedad de la Hamburguesa Es reconocido por sus hamburguesas estilo smash son la especialidad de la casa.
Galería Favorita:
No preguntes solo ve:
A La Faena Mas que un museo es una cantina, con todo tipo de bebidas
Obra arquitectónica fav de la cdmx:
Cualquier cosa que haya hecho Teodoro Gonzalez de Leon.
LUGARES MENCIONADOS
ANIV
AULTRAMARINOS DEL MAR
ATACOS COCUYOS
ASANTO HANDROLL
ACOVADONGA
ABARBA AZUL
ALA SOCIEDAD DE LA HAMBURGUESA
ACALETA
APROYECTO H
AMASCOTA
ALA FAENA